martes, 4 de octubre de 2011

Preguntas tontas... y no tan tontas

Uno de los mayores obstáculos para aprender es, sin duda alguna, la vergüenza. También el temor a equivocarnos: el temor a ser calificados de ignorantes, tontos, mequetrefes y cualquier otra estupidez. Pero preguntar, lejos de ser estúpido, es una de las mejores formas de adquirir información.  No hay nada como una respuesta directa y completa, sin divagar entre gigabytes de información.

De verdad, intentadlo. Pero, irónicamente, a veces preguntamos cosas que parecen complejas y no lo son, y no preguntamos cosas que parecen sencillas y tampoco lo son. Hubo alguien que dijo: “sé perfectamente bien qué es el tiempo, pero si alguien me pide que le explique qué es, me daría cuenta que no podría explicarlo.”

Y de algo parecido les voy a hablar hoy: cosas que aparentemente sabemos, pero no sabemos en realidad.

¿Cuántos continentes hay?
Antes de empezar, debemos tener clara la definición de continente. Un continente es “cada una de las grandes extensiones de tierra separadas por los océanos.” ¿Queda claro?

Parece realmente sencillo saber qué es un continente, pero pensémoslo bien, ¿cuántos continentes hay: 6, 5, 3?

Más bonito quedan cuando tienen todos el mismo color.
Ubiquemos todos en un mapa a Europa y a Asia. ¿Qué océano las separa? Pues… exacto. Ninguno.
Si somos estrictos, no deberían ser dos continentes y debería ser Eurasia. Algunos argumentos que se dan para esta separación, son las culturas tan diferentes que existen entre Asia y Europa, pero ¿dónde queda entonces la definición de continente? Además, ¿qué pasa con las otras sociedades culturalmente distintas? India, Medio Oriente, Alaska…

De acuerdo, tenemos América, Eurasia, África, Oceanía y la Antártida. Pero espera… ¿qué océano divide a África de Eurasia? En realidad están conectados, separados únicamente por el Canal Suez. Si en América no cuenta el Canal de Panamá como divisor de continentes, tampoco podemos contar el Canal de Suez, y tenemos por lo tanto un continente más grande aún, Eurafrasia. ¡Impresionante!

¿Qué pasa con la Antártida? Bueno, la Antártida no es tal como se conoce. Casi todo lo que se ve es hielo. Si quitamos todo el hielo, nos queda un archipiélago de tamaño menor a Australia.

Vaya, que bien podría Groenlandia ser otro continente más. (¿Nadie quiso definir  cuán “grande” debía ser la extensión de tierra?)

Así que, ¿cuántos continentes hay, realmente? Pues, depende…


¿Qué es masa o qué es fuerza?
Soy tan guapo que invento leyes que dicen nada,
pero funcionan.
Todos sabemos quién es Newton, ¿no? Bueno, escribiré un ligero introductorio. Sir Isaac Newton, autor de Philosophiae  naturalis principia mathematica, considerado como el mejor libro de ciencia de toda la historia, es considerado como el científico más brillante que ha existido. Creador del Cálculo, fundando así las matemáticas superiores. Fundó la óptica moderna al descomponer la luz blanca en los colores del espectro e  instauró la física moderna al establecer  las leyes del movimiento y sus consecuencias e inició la astronomía moderna con su ley de gravitación universal. En verdad. Fue él quien le puso orden al Universo (claro, en ese entonces, el Universo era más pequeño que ahora), con las leyes del movimiento y la ley de gravitación universal. Ahí es nada.

Pero lejos de cambiar para siempre la visión del hombre hacia el Universo; lejos de prender al fin una pequeña vela para empezar a iluminar ese océano atemorizante que estaba frente a nosotros; lejos de subirnos a hombros de gigantes y ver más allá de lo que nunca habíamos visto, hay una cosa realmente peculiar. Y, bueno, no está lejos de eso, sino que está en la parte central de todo.
La segunda ley de Newton, para ser más precisos.  

Ésta dice así: “Fuerza es igual a masa por aceleración”. ¿Pero qué son esas fuerzas y esas masas? ¿Alguien lo sabe? Todos podemos decir que la masa es la cantidad de materia de un cuerpo y la fuerza es la intensidad de interacción entre dos… pero son definiciones algo vagas. Y estamos hablando de, tal vez, la ecuación más usada de toda la historia. Bellísima, útil, ligera, inteligente… ya quisiéramos una pareja así.

Newton sabía esto, pero no consiguió dar una definición concreta. Todos creemos saber a qué se refiere, pero nadie puede explicarlo. A lo mucho, lo que se hizo durante años, fue dar una forma de calcular la masa a partir del peso, pero calcular y explicar son dos cosas distintas.

¿Por qué tanta confusión? En realidad el problema radica en que esa ecuación define dos conceptos: fuerza y masa. La fuerza es la masa por la aceleración (la aceleración está bien definida gracias a Cinemática, de Galileo) y la masa es fuerza entre aceleración… Pero, la fuerza se define en términos de la masa. Entonces, necesitamos definir masa, y así podríamos definir la fuerza, con la cual podríamos definir la masa, que serviría para definir la fuerza… y entramos en definiciones circulares. No nos sirve.

¿Cómo definir qué es masa? Algunos ya lo han de saber. Si F=ma es una de las ecuaciones más famosas de la historia, la ecuación que define a la masa bien puede considerarse la más famosa de todas: E=mc^2. ¡Listo! Sabemos qué es energía, sabemos cuál es la velocidad de la luz y sólo nos queda saber qué es masa. Y aún así, no es tan claro realmente…


¿Es un grano de arena, un montón de arena? O ¿Cuándo algo está vivo y cuándo no?
Tal vez hayas leído algo de esto. Se le conoce como “falacia del continuo” o “paradoja sorites”. Imaginemos que tenemos un grano de arena. Nadie diría que es un montón, ¿cierto? Bueno, imaginemos ahora dos granos, ¿sigue sin ser un montón? ¿Y si tenemos tres, o cuatro? ¿Y un millón?
A mí nadie me engaña. Ésto es sólo un grano de arena. ¿O no?
Imaginemos que tenemos un millón de granos. Sin duda sería un montón de arena. Ahora quitémosle uno, ¿sigue siendo? Pues ahora quitemos dos, ¿todavía es? ¿Y si quitamos 3? ¿Y cuatro? ¿Qué tal si quitamos 999,999?

En ambos casos, llegamos a conclusiones contradictorias, pues en el primer caso llegamos a decir que un millón de granos no es un montón de arena, y en el segundo decimos que un grano es un montón.

Esta paradoja se da siempre que utilizamos el “sentido común” sobre conceptos vagos.
Pero bien, ¿esto que tiene que ver con la pregunta de “¿cuándo algo está vivo?”? Pues tiene mucho que ver. Apliquémoslo sobre algo de enorme debate: el ser humano. ¿Cuándo un ser es un ser humano? ¿Cuándo tiene la secuencia genética humana? ¿Una célula con potencial de ser humano?

Aquí se aplica la paradoja sorites. Un niño de un mes de nacido es un ser humano. ¿Lo es un feto de 8 meses? ¿Y uno de 2 semanas? ¿Lo es el esperma, o los óvulos? Sí lo definimos como algo con potencial de ser humano, ¿lo serían todas esas partes de piel muerta dejadas en la almohada? ¿Todos esos cabellos tirados al suelo?



Así mismo, este debate puede extenderse a la vida misma. Cuando algo está o no está vivo. ¿Está vivo un virus? ¿lo está una secuencia de ADN libre? ¿Qué es la vida?

Es más difícil de responder de lo que uno podría creer.

Recordemos todos juntos, que es más tonto el que se queda callado, que aquel que pregunta. Y reflexionemos, si lo que creemos saber, lo sabemos realmente.

Para profundizar: Falacia del continuo

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